En el
artículo que redactamos hoy, vamos a tratar de orientar a todos aquellos que
estén buscando paneles solares para su instalación o proyecto fotovoltaico
y que, por razones de presupuesto, se estén planteando la opción de comprar
placas solares de segunda mano. Todo lo que exponemos en este artículo
está basado en experiencias nuestras, con más de 10 años de actividad en
suministro de placas fotovoltaicas, pero también en las de muchos de nuestros
clientes que hemos ido conociendo con el paso de los años. Comenzamos:
¿De dónde
vienen las placas solares usadas?
Esa es,
sin duda, la primera pregunta que debemos hacernos. La respuesta ya nos da una
pista del riesgo que conlleva comprar estos paneles. Las placas fotovoltaicas
usadas, proceden, en un 99% de los casos, de grandes instalaciones
fotovoltaicas que han tenido problemas de producción, es decir, que presentan
una producción más baja de lo que deberían, y que por lo tanto no son rentables
para sus propietarios (grandes fondos de inversión generalmente). Por esa
razón, se cambian por unas nuevas, y las usadas acaban en el mercado de paneles
usados.
Es
decir, partimos de la base que, en un 99% de los casos, las placas
usadas son de mala calidad y con problemas de rendimiento.
Instalar un
sistema de energía solar para su propiedad debería dar un valor añadido a
la misma, se convertirá en un gran activo para la propiedad, reducirá
las facturas de electricidad y reducirá la contaminación generada. Cuando
uno se decide a comprar paneles solares, debería
asegurarse que funcionen de manera eficiente y que el proceso de
instalación sea ejecutado correctamente. Si nos arriesgamos a comprar paneles
solares de segunda mano y luego intentamos instalarlos
nosotros mismos, podemos estarnos arriesgando a perder tiempo y,
sobre todo, dinero.
Comprar placas
solares de segunda mano para ahorrarse un poco de dinero podría parecer una
buena idea en ese momento, pero debemos tener en cuenta una serie de detalles
muy importantes antes de tomar esa decisión:
Rendimiento
inferior a paneles nuevos:
Si
compramos paneles solares que se han utilizado y se han roto o dañado, entonces
no van a producir toda la energía que deberían, por lo que ya estamos
perdiendo parte de la inversión realizada. Las células fotovoltaicas son muy
frágiles si no se
manipulan correctamente y si están dañadas disminuirán drásticamente su
eficiencia de salida. Lo peor es que es muy
difícil apreciar a simple vista si una o más células solares están dañadas.
Algunos
paneles solares usados pueden venir con daños evidentes, pero la mayoría
de estos daños no se van a apreciar hasta pasado un tiempo.
Si
compramos placas fotovoltaicas que ya han sido usadas, debemos tener en cuenta
que ya vamos a tener unas placas solares con una vida útil más corta. No es una
buena idea comprar unos paneles que hayan tenido varios años de uso, pues vamos
a tener que reemplazarlos mucho antes que si fueran nuevos, por lo que, al
final, vamos a gastar más dinero que si hubiéramos comprado unos nuevos.
Las
placas de segunda mano no disponen de garantía:
Muchos paneles
solares de segunda mano disponibles en internet, no tienen una garantía de
fabricante. Entonces, en el caso de en algún momento tengamos un problema de
funcionamiento, o bajo rendimiento, no
va a haber un fabricante que responda de esos paneles. Cuando
compramos placas solares nuevas de un distribuidor, vienen siempre con la
garantía de fábrica vigente, y respaldada por la factura de compra, por lo que,
en caso de cualquier incidencia, el fabricante se hará responsable de su
sustitución o reparación o reembolso.
Quizá
una idea podría estar rondando nuestra cabeza: ¿Reparar o arreglar un panel solar?,
de ninguna manera, si un panel solar presenta problemas, hay que cambiarlo,
pues su reparación es tan costosa que carece de sentido. Por lo tanto, una vez
más, arriesgarse a comprar placas fotovoltaicas de segunda mano es una
temeridad técnica y económica.
Además
de esto, todos los fabricantes incluyen un manual de instalación que debe
respetarse para conservar la garantía del panel, si no se respeta ese manual se
pierde toda garantía, y por desgracia, si compramos una placa solar de
segunda mano, jamás podremos saber cómo fueron instaladas en su primer uso.
Placas
de segunda mano – Un foco para fraudes
Otro de
los aspectos a tener muy en cuenta es el de ¿quién es el fabricante del panel
solar que voy a comprar?. Aunque parece una pregunta un tanto absurda, no lo
es. En una gran mayoría de los casos de paneles solares de segunda mano que se
ofrecen por internet, se ha manipulado la etiqueta que figura en el panel, es
decir, se ha quitado la etiqueta original de fábrica y se ha puesto otra nueva.
Por tanto, ni vamos a poder reclamar al fabricante original (por que no lo
vamos a poder conocer), ni tampoco sabremos si los datos eléctricos que figuran
en la etiqueta son reales (que no lo van a ser).
Conclusiones
– ¿Vale la pena comprar una placa solar usada?
La
respuesta es, un incontestable, NO.
Estamos
de acuerdo que el precio es menor que el de un panel nuevo, pero como hemos
expuesto, su rendimiento será también muy inferior y no dispondremos de
garantía de fábrica. Recordando que para tener garantía de fábrica, debemos
aportar factura de compra original y que esta garantía es por 25 años. No debemos
renunciar a ella por ahorrarnos unos euros.
No nos
dejemos engañar por los precios bajos de esas placas usadas de segunda mano,
pues nos acabarán saliendo mucho más caras que las nuevas.
Artículo
elaborado por el departamento técnico de SunFields Europe